miércoles, 19 de marzo de 2008

Camino de las Corderuelas


FICHA TÉCNICA

Distancia: 8 km. ida y vuelta.
Duración: 3h. ida y vuelta.
Dificultad: Media, es algo larga para personas no acostumbradas a andar.
Inicio: Posada de Robledillo de la Jara.
Época recomendada: Primavera u otoño.
Temática: Vegetación, fauna, paisaje, historia y tradiciones.






DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO:
(por D. Saturnino Moreno Martín, febrero 2008)
Nace en el cementerio, pasa por debajo del Prao Grande, por las Corderuelas, por la Pradera de Trascasa, por la Ermita y por la Viña de la Fuente atraviesa la carretera, luego pasa por la Fuente Pelaya y baja por el Arroyo de las Pellejeras a las Huelgas del Molino.

COMENTARIOS AL RECORRIDO:

Empezamos el recorrido en la Posada. Bajando por la calle del mismo nombre, giramos a la izquierda al poco en dirección al cementerio, en la imagen.




Un poco más allá del cementerio, el camino llega a un alto. A nuestra izquierda sale una pista de tierra que se dirige en dirección a la Sierra de la Cabrera. Abandonamos el camino del Cementerio para empezar el Camino de las Corderuelas.





El camino bordea tierras de labor bordeadas de un interesante seto compuesto de muchos tipos de plantas. En la imagen se aprecian quejigos, encinas, rosales silvestres...









El camino se topa a la derecha con estos dos peculiares bloques de piedra.








Al poco el camino se topa con una cancela. La atravesamos teniendo cuidado en dejarla cerrada, para que no se pierda el ganado.
El camino se acerca a la vega de un arroyo, sombreado por una alameda con chopos y sauces; a unos veinte minutos de haber empezado el camino, a nuestra izquierda, aparecen tres impresionantes ejemplares de sauce (Salix sp.) en un denso bosque de ribera. En la imagen uno de éstos árboles.





Aquí la flor del sauce.












Los bosques de ribera en ésta parte de la sierra, están bordeados de un denso sotobosque de espinos: endrinos (Prunus spinosa), con los que se elabora el pacharán, rosales silvestres (Rosa sp.), majuelos (Crataegus sp.)... en la imagen los endrinos en flor.






El camino se bifurca, seguimos por nuestra iquierda.








Otra bifurcación. Seguimos a la izquierda.







Si nos damos la vuelta y miramos por donde hemos venido veremos la Sierra de la Puebla de la Mujer Muerta desde un ángulo curioso. En la imagen los últimos altos de la Sierra y la flor del romero (Rosmarinus officinalis)


Hace tiempo el camino debía de ser bastante importante, como parece indicar el tamaño de los bloques de piedra que lo bordean en éste tramo. El camino deja la sombra del soto y se adentra a media ladera por un espeso jaral con romero.






A unos cuarenta minutos de salir del pueblo nos llegamos a un altozano. A nuestra izquierda sale una trocha que nos lleva a un casillo medio arruinado. Desde éste lugar tenemos una bonita vista de la dehesa boyal de Robledillo y del Alto de Matachines, con la antena coronándolo.

Éste puede ser un buen momento para parar, comer algo y reponer fuerzas e incluso para darnos la vuelta si estamos cansados. Si no es así, el camino aún nos reserva algunas sorpresas.




Al rato nos topamos con otra cancela, que dejaremos bien cerrada.











En ésta zona las jaras dominan el paisaje.En la imagen las hojas y los frutos de la jara ( Cistus ladanifer)










Aquí un romero en flor.











Enebro (Juniperus oxycedrus).









El camino se divide ahora en multitud de caminos hechos por las vacas. Seguiremos alguno que nos lleve por la parte de atrás de una casa que se ve ya cerca de la carretera.









Llegamos a la carretera por un paso canadiense. La cruzamos para justo enfrente encontrar una cancela, que como siempre, cuidaremos de dejar bien cerrada.










Nos acercamos al cauce de otro arroyo, y en cuanto podamos cruzaremos a su margen izquierda. Al poco tiempo de seguir el cauce hacia abajo nos encontramos con los restos de un puente y poco más allá con la Fuente Pelaya.














Más allá del camino encontramos las marcas de la Senda del Celedón, que bordea todo el embalse del Atazar. Seguimos hacia la derecha.










Si continuamos camino adelante, tras pasar un alto, llegaremos a unos tinados de piedra. Éste es el final del camino. En los alrededores hay buenas praderas para descansar y el paisaje es amplio. Al fondo la Sierra de la Cabrera, y en primer plano el Embalse del Atazar. A nuestra izquierda dejamos el paraje de las Viñas, donde antiguamente se cultivaba la vid y se aprovechaba el vino. Otros tiempos.