
La primera es la más apreciada: la seta de cardo. Crece en las praderas sobre la raíz del cardo corredor y es buscada con avidez tanto por la gente de Robledillo como por los visitantes de fin de semana.
La segunda: el níscalo, menos apreciada pero recogida incluso con mayor intensidad que la de cardo.
Crece simbióticamente junto con los pinos.
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